La causa real de la inflación
La causa de la hiperinflación no es tanto una excesiva creación de dinero sino la pérdida de confianza. No hay que ir muy lejos para ver que la cantidad de dinero en sí misma no es muy relevante. Antes y después de la crisis de 2008 el crédito excesivo, la especulación y todo tipo de productos exóticos llevaron a la creación de enormes grandes cantidades de dinero, mucho más de lo justificado por el output de la economía real. Y sin embargo la inflación sigue siendo baja. Incluso hay un temor por la deflación.
Esto muestra perfectamente que es perfectamente posible un gran incremento del suministro de dinero sin causar inflación, siempre que este incremento de dinero no se traslade a una excesiva demanda de bienes y servicios de la economía real. Esto no sucedió en las últimas décadas ya que la excesiva cantidad de dinero creado no llegó a la economía real sino a la financiera, donde fue utilizada para todo tipo de especulaciones que causaron la crisis.
Manteniendo la confianza
Para prevenir la hiperinflación en la creación pública de dinero se requieren dos cosas: Por un lado, añadir más dinero no tiene que crear más demanda de la que los sectores productivos de la economía pueden manejar. Por otra parte, el público debe confiar en que el dinero va a mantener su valor. Para ambas condiciones la mejor garantía es delegar el poder de decisión sobre la creación de dinero a una autoridad monetaria independiente y técnicamente competente que inspire confianza, como el banco central.
Sin embargo, el valor del dinero es determinado no sólo por los usuarios, sino que en mayor medida, por los mercados financieros. Mantener la confianza en una moneda basada en la creación pública de dinero puede resultar el mayor reto.
¿La transición se puede realizar en un país?
Muchos defensores de la reforma monetaria, incluyendo los expertos de Positive Money, piensan que es posible implantar la reforma en un único país. Sin embargo, aún está por ver la reacción de los mercados financieros si un país anuncia que va a realizar esta transición.
Los expertos del FMI Benes y Kumhof defienden que los beneficios económicos del nuevo sistema monetario son tales que los mercados no constituirían un peligro para el país que hace la transición. Sin embargo no tratan el peligro en la época de transición. Los inversores podrían pensar que la moneda iba a perder valor, lo que les llevaría a vender sus activos, en un caso de profecía autocumplida.
Para evitar el riesgo de pánico financiero, sería interesante realizar la transición en varios países a la vez, preferiblemente en una mayoría de países con monedas fuertes aceptadas internacionalmente. Esto permitiría también a los bancos centrales coordinarse entre sí. Actualmente los sistemas financieros están tan entrelazados que la mejor forma de tomar las decisiones es colectivamente.
Una transición de varios países a la vez requeriría una conferencia internacional. Esto ya se ha hecho antes: en los últimos días de la Segunda Guerra Mundial representantes de 44 países se reunieron en los EEUU, en Breton Woods, para acordar una serie de reglas, instituciones y procedimientos para regular el sistema financiero de postguerra. Hoy en día habría que realizar algo equivalente.