Parece que algunas de las propuestas de Dinero Positivo, hasta hace poco consideradas ‘heréticas’ por los economistas ortodoxos, se van colando en la realidad financiera. Aunque eso sí, como siempre de forma parcial y poco transparente; por la puerta de atrás.
En primer lugar cada vez es más audible el debate sobre qué debe hacer el BCE con el dinero que crea de la nada. Hasta hace poco la receta ortodoxa era dárselo a los bancos, casi regalado, para que éstos con algo de buena fe lo introdujeran en la economía. Cobrando intereses y generando beneficio para ellos, por supuesto. Pero este recurso les ha salido rana a los bancos centrales. Los bancos han dirigido este dinero a los mercados financieros, donde les es mucho más rentable que si lo inyectaran en la economía real (lo prestaran, en realidad). Bernanke hablaba de ‘repartir dinero desde helicópteros’, una imagen muy sugerente para cautivar a la sociedad, pero en realidad no hizo tal cosa.
Viendo que el dinero no llega a la economía y que nos encaminamos a un escenario de deflación, ahora sí que el BCE está evaluando alternativas menos ‘ortodoxas’. Alternativas que se asemejan hasta cierto punto a las propuestas por Dinero Positivo, aunque todo esto son especulaciones ya que por supuesto el BCE no se digna en informar a sus súbditos, perdón, ciudadanos, de lo que están tramando. Por un lado, podrían comprar bonos soberanos de los distintos gobiernos. Esto viene a ser parecido a ‘regalar’ ese dinero a los gobiernos, que es la propuesta de Dinero Positivo. En el caso del BCE será en forma de préstamo, pero tendrá un plazo tan largo y un interés tan bajo que en la práctica se parecerá mucho a un regalo.
La otra idea es aún más audaz, y sí que concuerda plenamente con lo que proponemos: regalar el dinero directamente a los ciudadanos. La cantidad está por ver. Algunos hablan de 500€, pero hay economistas que dicen que para que el efecto sea significativo la cantidad tendría que ser importante: entre 5.000€ y 10.000€.
La otra cuestión de actualidad es la de las reservas exigidas a la banca. Al pasar las competencias de regulación del banco central de cada país al BCE, parece ser que en algunos casos les está exigiendo incrementar la mágica cifra del coeficiente de reserva. Por lo visto esa es la razón que explica la ampliación de capital del Santander. Según éste artículo, la media europea está en un 11%. Se nos ocurren varias preguntas: ¿Cómo es posible que a bancos que acaban de superar los stress tests se les exija crecimiento de las reservas? ¿Qué cifra totalmente oscurantista pondrá el nuevo regulador, el BCE, como objetivo? ¿Seguirá subiendo en el futuro el coeficiente para seguir reduciendo el riesgo sistémico? Evidentemente a nosotros nos gustaría que sí. Aunque aún estemos lejos, nos gustaría llegar al 100% de reserva. Pero eso sí que no será posible sin un profundo rediseño del sistema financiero.
Lo que está claro es que la crisis del sistema financiero no se cierra, y que nuestros planteamientos lejos de ser ‘utópicos’ son razonables y realizables. De hecho el tiempo va poco a poco dándonos la razón, y lo seguirá haciendo.