Cómo defender un sistema fallido

Cómo defender un sistema fallido

Sir Howard Davis, ex gobernador del Banco de Inglaterra y ex director de la London School of Economics, declaró recientemente en una entrevista, acerca de la reinstauración del patrón oro:

“dado que nuestra economía está basada en dinero de papel, quizás a veces hemos permitido que el crédito se expanda demasiado rápidamente, y en esencia esa es la historia de la última crisis financiera: permitimos que el crédito creciera demasiado rápidamente. Pero hay medios para manejar eso, a través de los tipos de interés, de los ratios de capital, etc., medidas que pueden restringir el crecimiento del crédito así que no necesitas la verdaderamente heladora ducha del patrón oro para hacer eso, lo que destruiría gran parte de la economía mundial”

Dejando al margen la cuestión del patrón oro, que es otro debate, hay varios puntos que llaman la atención en esas declaraciones:

  1. Admite que la raíz de la crisis fue la excesiva expansión del crédito.
  2. Admite que el Banco de Inglaterra no controla más que indirectamente esa expansión, a través del tipo de interés y de las reservas de capital (esto último más de boquilla, pues hemos visto que para los reguladores es muy difícil exigir a los bancos que aumenten sus reservas).
  3. Admite que el sistema de regulación no es efectivo. Bien porque los reguladores no vieron venir el problema, o bien porque las herramientas de control (tipos de interés y ratio de capital) son mucho menos efectivas de lo que pensaban, pero lo cierto es que no sólo no pudieron detener la crisis, sino que 6 años después y tras masivas inyecciones de dinero público, aún no han conseguido sacar la economía del agujero.

Resumiendo, una persona que ocupaba puestos clave admite que la crisis se debió a un mal funcionamiento del sistema, y admite implícitamente que los reguladores no pudieron o no supieron detener el problema, pero aún así defiende que el sistema funciona perfectamente y no quiere oír hablar de alternativas.

Probablemente los historiadores del futuro se preguntarán cómo permitimos a esta clase de personas tener semejante responsabilidad, y cómo no hicimos nada para cambiar un sistema que daba tan claras señales de no funcionar bien. Bueno, algo ya estamos haciendo: apoyamos Dinero Positivo.

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