Continuación de un artículo anterior.
EL DINERO DEUDA: SU IMPACTO SOCIAL.
La espiral de la deuda – la riqueza y la pobreza crecen sin parar…
El exceso del dinero – la escasez del dinero.
La espiral deuda – patrimonio.
La acumulación de capitales hasta que estalle la gran CRISIS.
El sistema monetario actual ha permitido indudablemente a los países industrializados crear un bienestar sin precedente. Sin embargo, es cada vez más evidente que esta riqueza tiene otra cara que se vuelve en contra y se presenta destructiva para una cada vez más elevada parte de la humanidad y de nuestro planeta.
Esto se debe a que todo el dinero hoy en día se mete en circulación a través de crédito o deuda. Para cualquier franco o euro como saldo en las cuentas de los bancos existe por otro lado y de forma correlativa siempre un franco o euro de deuda. Por tanto, las montañas de deuda crecen a la par con el incremento de la riqueza o dicho de otra manera: la riqueza en su totalidad crece cada vez más con el incremento de la deuda – sin embargo, la distribución de la riqueza se efectúa de forma extremadamente asimétrica.
Y se debe asimismo a que en nuestro sistema actual todo el dinero procede en forma de crédito de los bancos comerciales – todo el mundo depende de las deudas y las necesita: ¡sin deuda no hay dinero!
Los deudores son el sector público incluido estados enteros, las empresas, los hogares particulares, además, los bancos entre sí.
La primera consecuencia de este sistema es, por tanto, el inevitable endeudamiento de la economía en su conjunto. Este hecho conlleva otras consecuencias negativas.
La privación de las libertades: El señor Frank Schirrmacher, editor del periódico alemán “Frankfurter Allgemeine Zeitung”, dijo: “Excepto que se cometiera un crimen, en nuestras sociedades ustedes solamente perderán sus libertades si están endeudados.” En otras palabras: ¡Un sistema monetario que se basa en el crédito nos priva de nuestras libertades!
La aceleración del crecimiento: Dado que nuestro sistema dinero deuda tiene que crecer de forma exponencial (sistema piramidal), resulta imposible que hoy en día se pudiera controlar la masa monetaria en circulación. Aunque la economía real intenta convertir la liquidez adicional en una mayor productividad, de todas formas, las deudas y a la vez los patrimonios monetarios se alejan cada vez más por su fuerte crecimiento del PIB (Producto Interior Bruto). Al mismo tiempo se dirigen cada vez más cantidades de dinero por falta de una lucrativa salida para su inversión al casino global de la especulación que ya ha perdido cualquier relación y utilidad para la economía real.
La inflación: Dado que la masa monetaria tiene que crecer forzosamente es inevitable que disminuya dese hace décadas el poder adquisitivo de nuestra moneda (inflación de los precios de los bienes y servicios), lo que, al mismo tiempo, estimula excesivamente la especulación empujando al alza los valores de los activos (inflación de los activos no monetarios).
Las crisis cíclicas de auge y caída: Dado que la producción de dinero de los bancos comerciales se desarrolla por interés propio de forma pro cíclica, es decir, demasiado expansiva en fases de auge (boom) y demasiado contractiva en fases de caída (recesión), se refuerzan siempre las oscilaciones coyunturales. Cada ciclo se hincha y termina antes o después en una inversión excesiva y en la creación de unas expectativas demasiado elevadas imposibles de cumplir. En este momento el ciclo se invierte. La burbuja estalla y los inversores pierden bienes de capital, sin embargo, sus deudas permanecen. Inversiones (o concesiones de créditos) apenas ya no se realizan. Alrededor se expande la recesión – hasta que este juego cruel empieza de nuevo por el despertar de nuevas expectativas de beneficios.
La creciente desigualdad: Puesto que todo nuestro dinero se crea únicamente cuando los bancos comerciales emiten créditos y puesto que el aumento de las deudas y, como en un espejo, de los patrimonios monetarios es constante, tienen que crecer sin parar los pagos de los intereses a los dueños de capital. En caso de que estas cantidades se mantienen invertidas (efecto interés compuesto), estos rendimientos solamente se pueden satisfacer por la emisión de nuevos créditos, lo que provoca un aumento aún más de las deudas y, a su vez, de los patrimonios – un auténtico círculo vicioso. El resultado es la transferencia masiva y constante de recursos de abajo hacia arriba, de los que tienen menos a los que tienen más. El 90 % de las personas pagan más intereses que reciben, el 10 % de los más acomodados se quedan con todos estos intereses ya que pagan mucho menos intereses comparado con las cantidades que reciben.
La creciente destrucción del medio ambiente: Puesto que este dinero basado en deuda y creciendo de forma exponencial empuja constantemente a la economía real para que crezca sin parar, aumenta el desgaste de los recursos y la emisión de los contaminantes (espiral del crecimiento económico). A costa del medio ambiente y de la sociedad en su conjunto se tienen que producir más y más productos y servicios. Sin embargo, mientras que la explotación y abuso de la naturaleza sea gratuita y no suponga una carga adicional para el balance de los resultados de las empresas, el crecimiento de la economía seguirá sin límites.
El endeudamiento del estado: Dado que el estado no solamente es el deudor más grande, sino al mismo tiempo, gracias por su competencia fiscal, el deudor más seguro, los bancos le prestan con mucho gusto su dinero producido de la nada. De esta forma, la producción de dinero bancario / electrónico siempre provoca y fomenta también el endeudamiento del estado. Puesto que los períodos de buena coyuntura económica induce al estado a aumentar el gasto público, mientras una mala coyuntura lo impone por razones compensatorias (medidas anticíclicas).
Además, el estado hoy en día pierde el beneficio por la creación originaria del dinero (señoreaje) a pesar de que el derecho de crear el dinero se ha otorgado en nuestro sistema democrático, tal y como se refleja en la constitución, exclusivamente al soberano. Por esta pérdida al estado no le queda otra que endeudarse aún más o subir los impuestos. Mientras el señoreaje lo cobran en su lugar los bancos comerciales (principalmente por no tener prácticamente ningún coste por la producción de su dinero bancario / electrónico). En caso de que se acerque una crisis el estado se ve en la obligación de rescatar a los grandes bancos por su posición dominante en el mercado si quiere evitar un colapso total de la economía (to big to fail) – ¡teniendo que tomar prestado el dinero de los bancos para posteriormente poder salvarlos!
El peligro para la democracia: Puesto que se están acumulando los patrimonios (lo que resulta ser de carácter sistémico) y puesto que se está concentrando cada vez más dinero – por tanto, más poder – en cada vez menos manos que, además, no tienen que asumir ninguna responsabilidad para la sociedad en su conjunto, los grandes bancos y los grandes magnates de capital disponen de todas las herramientas para influir y moldear a la economía y al estado a su antojo (lobbycracia). Las decisiones más importantes se toman entre bastidores a espaldas de la ciudadanía. El principio plutocrático (un dólar – un voto) sustituye el principio democrático (una persona – un voto).