Respuesta a la Secretaria Económica del Tesoro (III)

Respuesta a la Secretaria Económica del Tesoro (III)

5) ¿No se incentivaría la financiación de los hogares por encima de las empresas, debido a que en el caso de las empresas posiblemente esperan que el Estado se involucre?

Es difícil comprender esta pregunta. Trataremos de adivinar su sentido.

En un sistema de dinero soberano, el Banco Central crearía el dinero que prestaría a los bancos, que a su vez prestarían a las empresas. Esto es, el dinero circula a través de los bancos, no a su alrededor. Por tanto los bancos juegan un papel en los préstamos a las empresas. ¿De qué manera puede esto no incentivar a los bancos para prestar a las empresas?

En segundo lugar, si Leadsom cree que el suministro de financiación desde el Estado a las empresas va a disuadir a los bancos de prestar a empresas, ¿qué pasos está dando para cerrar el Business Investment Bank (Banco de Inversión en Empresas) que su gobierno acaba de poner en marcha? ¿Según su lógica una medida así no desincentiva a la banca a prestar a empresas?

Finalmente, este punto muestra un desconocimiento total del hecho que en el sistema monetario actual, los bancos ya tienen enormes incentivos para financiar hogares (léase hipotecas) antes que a las empresas. Estas son las razones:

1) Con una hipoteca, el banco se queda con una bonita vivienda en caso de que el prestatario no pueda devolver el préstamo. Esto hace que tenga bajo riesgo.

2) Las empresas tienen pocas garantías para recuperar. Gran parte de un préstamo a una empresa se empleará en personal y otros servicios y será por tanto irrecuperable. Por ejemplo, si un banco hace un préstamo a una cafetería, lo único que puede recuperar es algo de equipo de cocina, que valdrá menos de lo que la empresa pagó por él. Incluso en las empresas intensivas en capital, la maquinaria es probablemente muy específica, difícil de revender, y se obtendrá un precio inferior a lo que se pagó por ella. O sea que comparados con las hipotecas, los préstamos a empresas tienen muchas menos garantías y por tanto tienen más riesgo.

3) Los acuerdos de Basilea estipulan que un banco reserve el doble de capital en un préstamo a una empresa que en un préstamo inmobiliario. Ninguna reforma del gobierno aborda este punto, y nada hace pensar que un sistema de dinero soberano lo empeoraría. De hecho, con un sistema de dinero soberano no sería preciso un acuerdo de Basilea sobre capital.

6) ¿Estaríamos favoreciendo el surgimiento de ‘bancos en la sombra’ no regulados?

El argumento es que, al prohibir a los bancos crear dinero, florecería toda una colección de empresas que no son bancos pero actúan como ellos, creando equivalentes sustitutivos del dinero y en efecto creando la misma situación que actualmente.

La mayoría de ‘bancos en la sombra’ son simples entidades que se comportan como bancos pero no se registran como tales para evitar la regulación. El enfoque del gobierno debería ser ‘si parece un banco y se comporta como un banco, regúlalo como un banco’. ¿Y quién es responsable de que el regulador realice su función correctamente? Irónicamente, Andrea Leadsom, Secretaria Económica del Tesoro.

Por tanto si los bancos en la sombra florecen y crean dinero, es únicamente por la inefectividad del gobierno de Andrea Leadsom en regular lo que debe ser regulado.  Esta crítica no es válida para un sistema de dinero soberano, sino para el sistema actual.

En segundo lugar, veamos lo que se requeriría para que los bancos en la sombra creasen dinero. Tendrían que ser capaces de emitir obligaciones (liabilities) que podrían ser retiradas a voluntad y utilizadas para pagar a otras personas. Para que estas obligaciones fueran tan útiles como el dinero soberano o el dinero bancario, deberían poder ser transferidas a través de los principales sistemas de pagos, BACS, Faster Payments, CHAPS, etc. El acceso a dichos sistemas está fuertemente controlado. Es muy sencillo impedir que los bancos en la sombra sean miembros de estos sistemas, haciendo que sea imposible para ellos crear obligaciones equivalentes a dinero.

Lo que los bancos en la sombra podrían proveer, dependiendo de la timidez del regulador, serían ‘obligaciones de acceso instantáneo’. Pero estos serían productos de inversión y por tanto con un riesgo implícito, mientras que el dinero en las Cuentas de Transacción estarían totalmente libres de riesgo. Si el regulador fuese medio competente, todos los sustitutos del dinero emitidos por la banca en la sombra estarían cubiertos de avisos dejando muy claro que el inversor está asumiendo un riesgo. Entonces, cualquier inversor que quiera invertir en unos servicios financieros que prometen devolver el dinero, pero sabiendo perfectamente que esos fondos no están disponibles, lo hace bajo su responsabilidad, asumiendo su riesgo, y no debe esperar ser rescatado con dinero público si su inversión sale mal.

 

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