Crecimiento: el dios destructivo que no puede ser apaciguado

Crecimiento: el dios destructivo que no puede ser apaciguado

Es muy interesante ver cómo los analistas y pensadores más brillantes comienzan a salirse de los encasillamientos clásicos izquierda/derecha, estímulos/recortes, servicios públicos/privatizaciones, y empiezan a hablar de reformar el propio modelo. Es el caso de George Monbiot y su excelente artículo en The Guardian. Sostiene que esta nueva recesión en la que estamos a punto de caer es una continuación de la crisis de 2008. A continuación un resumen traducido:

“El sistema que los gobiernos han tratado de estabilizar es inherentemente inestable, construido sobre deuda, alimentado por la especulación y dirigido por tiburones. La ideología que nos llevó al anterior crash ha quedado desacreditada, el problema es que no hay una alternativa para reemplazarla, que sea aceptada aceptada por los principales partidos.

Los gobiernos, con la intención de estabilizar el sistema, se comportan como soldados acantonados en una antigua mansión, quemando los muebles, los cuadros y las escaleras para mantenerse calientes por una noche. Están rompiendo los acuerdos de posguerra, los servicios sociales y las redes de seguridad social, sólo por producir un efímero chispazo de crecimiento.

¿No es hora de pensar otra vez? ¿De dejar de sacrificar nuestras vidas y expectativas a un Dios insaciable? ¿De considerar un modelo económico diferente, que no demande un sufrimiento continuo mientras que genera crisis repetidamente?

Afortunadamente, estas reflexiones comienzan el jueves (hoy!). Por primera vez en 170 años, el parlamento británico debatirá sobre uno de los aspectos del problema: la creación del dinero. Poca gente sabe que el 97% del dinero no lo crea el gobierno o el banco central, sino los bancos privados en forma de préstamos. Nunca se tomó la decisión de que esto fuera así. Entonces, ¿por qué lo permitimos?

Pero esto es sólo el principio. Es el momento de una comisión gubernamental sobre economía post-crecimiento. ¿Por qué estamos destrozando la naturaleza y los servicios públicos para generar crecimiento, cuando este crecimiento no genera satisfacción, seguridad ni siquiera prosperidad? ¿Por qué, a pesar de fallos tan grandes y frecuentes, no cambiamos el modelo?”

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